Leé primero:
En la foto están Isaac Felipe, Joaquín y un personaje nuevo en mi vida: Fabián.
Joaquín es muy alto y delgado. Medía casi 2 metros y tenía el pelo muy blanco. Creo que así es como lo recuerdo, si es que mi memoria dice la verdad. La foto está en blanco y negro pero igual se nota que el saco y el pantalón no combinan entre ellos.
Isaac Felipe es diminuto. Se ve como una pulguita en medio de los dos. Tiene unos anteojitos que me dan mucha risa, porque son como de señor que lo va a regañar a uno. Anda un chaleco y corbata y un pañuelo en el bolsillo izquierdo del saco.
Y luego está Fabián. Fabián Dobles tiene en las manos una boina. Una boina de poeta. No anda saco, anda una gabardina. Tiene el pelo muy blanco y la barba perfectamente recortada. Tiene la expresión de intelectual más intelectual que haya visto en toda mi vida.
Originalmente, no iba a meter a Fabián en esta historia. No lo conocí. No me leyó cuentos. No aprendí a leer en su casa. La primera vez que encontré esta foto, hice zoom y lo recorté. Solo me interesaba la amistad de Isaac Felipe y Joaquín.
Y después me di cuenta que mi banda costarricense favorita, Adiós Cometa, había nombrado una de sus canciones en homenaje a la última novela que escribió Fabián antes de morir: “Los años, pequeños días”.
Todos los títulos de Fabián Dobles me suenan familiares. Como libros que uno sabe que existen y debería saber que existen y es tanto el debería debería debería que es como si los hubiera leído. ¿“El sitio de las abras” de Fabián Dobles? Ah claro claro que sí. ¿“Historias de Tata Mundo”? Pero por supuesto. Sí sí sí.
Nunca jamás he leído nada de Fabián. Nada. Cero. Así que me leo “Los años, pequeños días”. No por él. Por Adiós Cometa.
“Los años, pequeños días” tiene una estructura muy rara. El libro, no la canción.
Tiene un narrador que brinca de un espacio temporal a otro, y las divisiones no quedan tan claras. Es como si leyéramos directo de una memoria sucediendo. Es enredadísimo saber quiénes son los personajes, y no importa mucho, porque solo nos quedamos un ratito con ellos. Siguiente, siguiente, siguiente. El pasado es mucho más amplio que el futuro.
Pierdo el tiempo y se acaba
Pierdo el tiempo y se acaba
Pierdo el tiempo y se acaba
-Adiós Cometa, “Los años, pequeños días”, 2024
Emmanuel, uno de los cantantes y guitarristas de Adiós Cometa me dijo esto: “Soy muy fan de Fabián Dobles, Max Jiménez, etc. Entonces cuando empezamos Adiós Cometa quise insertar aquí y allá algunas referencias. Como que siento que, en la música rock/alternativa/indie o como quiera llamársele, naturalmente se trata de emular temas/estéticas de afuera, pero no es tan común referenciar o usar elementos de identidad local”.
Ya me siento menos rara por andar diciendo por la vida cosas como: “soy muy fan de Isaac Felipe”.
“Mi muchacho allá se fue caminando para mirar las ruinas con sus propios ojos y por la vereda abajo venía recordando la carreta, los bueyes, el bolero que cantó con su hermano, y entre la paja destrozada donde aún se agitaban unos pocos demonillos rezagados aguantó las ganas de sollozar y las anudó en su garganta. Y ahora el hombre que se lo cuenta a su esposa aquí a su lado no puede contenerlas cuando ella enternecida le acaricia los recuerdos”.
-Fabián Dobles, “Los años, pequeños días”, 1989.
Llevo un año preguntándome por qué estoy tan obsesionada con una casa random de Moravia. El mismo tiempo tratando de entender por qué una banda random de indie costarricense no sale de mi cerebro.
Y Fabián Dobles tenía la respuesta: “los días se nos volvieron años, los años se amontonaron como pequeños días”.
Pierdo el tiempo y se acaba.
Tomen esto como un epílogo:
Yo estudié periodismo cultural y nunca me sirvió de mucho hasta que empecé a escribir este proyecto. De repente, sentándome a hacer conexiones empecé a entender muchas cosas. Estoy encontrando respuestas en el arte costarricense de hace 50 años y en el de hoy. En mis propios términos.
Por favor, nunca dejen de buscar respuestas - están entre nosotros mismos. Están en Costa Rica. Están en la música, en los libros, en las poetas, en quienes hacen teatro, en quienes bailan. Estaban ayer, y están hoy.
Gracias a Adiós Cometa por terminar de cerrar algo que ya está tomando más forma en mi cabeza. Eran la pieza que me faltaba sobre la razón detrás de este proyecto. Después les cuento más sobre mi gran epifanía.
(Perdón por ser una fan tan intensa. Sí, me da pena).
Mientras tanto: el 13 de abril Adiós Cometa tiene concierto con Dylan Thomas, Lentamente, Marea Tranquila y Jardín Animal (Nicaragua). El concierto se llama Un destello de luz. Si quieren ir a un buen buen chivo de música nacional, este es. Aquí las entradas.
Nadie me pidió que haga esto. Simplemente me hace muy feliz que el arte nos salve la vida a tantas personas.
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Gracias por darnos voz a todas las fans intensas que jamás tendríamos el valor ni el talento para estructurar nuestra apreciación por un artista de forma tan elocuente y cálida. Yo solo puedo desgalillarme bien feo en los conciertos, pero este texto me representa.
Este proyecto ahora se ha convertido en mi retual del día para sentarme y saborear la vida, dejar la imaginación volar