Leé primero:
En el gran salón lleno de luz de la casa, estaba la sede central de los kindergardianos. Ahí hacíamos bodoquitos, leíamos y jugábamos ronda ronda. A veces Teacher Olga nos contaba cuentos, a veces Teacher Julia.
Y a veces, un señor muy viejito nos leía libros. Tengo un recuerdo de estar sentados en círculo y que el señor estuviera leyendo en una silllita de colores. Tenía pelo y bigotes blancos. Era muy delgado.
El resto de las teachers se quedaban viéndolo con admiración. Este detalle tal vez lo inventé, pero soy una poeta, respeten.
Tengo también un recuerdo de mi mamá diciéndome: “ese es Joaquín Gutiérrez”, cuando le contaba del señor viejito que nos leía. Joaquín Gutiérrez, el autor de La Hoja de Aire y Murámonos Federico y muchos textos más.
El autor al que demasiado tarde cuestionaríamos, finalmente escuchando los reclamos de la comunidad afrocostarricense que por décadas ignoramos.
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Joaquín Gutiérrez me leía cuentos cuando yo era niña.
Ahí me hice lectora. Ahí me hice escritora.
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¿Joaquín Gutiérrez estaba vivo en 1996?
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Una vez una editora de La Nación me pegó una gritada porque yo me paralicé y no le confirmé un dato en cuanto me lo preguntó. “Somos periodistas”, me gritaba con el acento pipi que tenía, “no inventamos nada”.
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Que me quiten el título de periodista cultural, pero yo creo que Joaquín Gutiérrez fue bestie de Yolanda Oreamuno. ¿Es posible que Joaquín haya hablado de literatura con Yolanda Oreamuno pero también conmigo?
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La noche antes de irme a vivir a Chile me tocó entrevistar a don Rodrigo Durán Bunster, un actor chileno exiliado desde los 70s en Costa Rica. Es mi actor favorito, estrella de obras increíbles en la época en que la Compañía Nacional de Teatro aún era algo.
Estando en Santiago, me tocaba escribir una semblanza y le pedí a don Rodrigo si podía entrevistarlo otra vez, más a profundidad. Fue una entrevista de 4 horas por Skype, la más hermosa que he hecho en mi vida. Don Rodrigo me llevó por un Santiago que él había abandonado y yo lo llevé por uno que ahora era mi hogar.
Quiero muchísimo a don Rodrigo, aunque no lo veo hace más de 10 años. La cosa de la que más me arrepiento en la vida fue haber perdido los audios de la entrevista y solo me queda el extracto que transcribí para presentar en la Universidad. Ahí, entre muchas cosas, don Rodrigo me contestó esto cuando le pregunté por qué se había exiliado en Costa Rica:
“Porque estaba don Joaquín Gutiérrez, costarricense, que era el director de la editorial estatal –que antes de Allende era privada y se llamaba ZigZag-. Conocía a don Joaquín y a sus hijas, que venían de estudiar en la Unión Soviética (…). Don Joaquín Gutiérrez se tuvo que ir, y recibía a mucha gente que estaba en apuros. Yo entonces al menos sabía de Costa Rica, estaba saliendo de la presidencia don Pepe Figueres en aquella época y se estaba dando el cambio a Daniel Oduber. Recuerdo que, aunque no tenía ejército, don Pepe Figueres fue la primera persona que le ofreció un avión a Allende, le dijo “véngase, tengo un avión a disposición” y Allende dijo que no porque él iba a respetar el voto popular y nadie lo iba a sacar de ahí más que los que votaron por él”.

Siempre me pareció interesantísima la anécdota de don Pepe. Pero ahora, cuando vuelvo a leer esta entrevista lo que pienso es que Joaquín Gutiérrez me está persiguiendo.
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¿Joaquín Gutiérrez estaba vivo en 1996?
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Mi amiga Maíra es de Brasil y estudió historia. Estaba en Chile haciendo un intercambio de investigación y creo que su tema de tesis era algo relacionado con el proyecto editorial estatal en la época de Salvador Allende.
Una tarde estábamos trabajando en la cocina de la casa en la que vivíamos y me dijo: “Vero, ¿vos sabés quién es Joaquín Gutiérrez?”. Le dije que claro, aunque no le conté mi historia de cómo Joaquín Gutiérrez fue mi primer mentor literario.
Maíra fue la que me explicó el papel de Joaquín en el gobierno de Allende. Lo que hizo y quiso hacer con las publicaciones editoriales en Santiago. No me acuerdo muy bien, pero fue importante. Ya nos enteraremos cuando me atreva finalmente a buscar este nombre en Wikipedia.
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¿Joaquín Gutiérrez estaba vivo en 1996?
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No es frecuente encontrar libros ticos en librerías en el extranjero. Aún así, siempre los busco cuando viajo con la esperanza de encontrarme alguno. En Chile, encontré a Joaquín en varias librerías. Mis profesores de la Universidad lo mencionaban con admiración. Joaquín, parte de la historia chilena. Y de la mía.
Luis Chaves me decía que los textos tienen que ser leídos en voz alta para saber si funcionan. Arriba hay una versión en audio de este texto. Experimentando cositas, ah. Lo vi antier en un newsletter y me pareció interesante. Me cuentan en comentarios (o me responden este correo) si ese formato les llama la atención. Porque es una breteada y no sé si lo volveré a hacer :P
Seguí leyendo:
04. mecanismos para preservar la memoria
Existen muchas razones para seguir viviendo pero una de las mías es que soy la historiadora de la vida de mis dos mejores amigas. Sin mí, Ana y Sara no pueden acceder a sus memorias y yo me tomo en serio mi trabajo.
Me encantó poder seguir la lectura escuchándola, por favor siga con el proyecto, me parece hermoso e inspirador
Qué locura las conexiones en este texto y compartir existencia (eh) con gente tan icónica. Joaquín Gutierrez también tuvo un rol en que la gente empezara a leer a Lara Ríos, lo escuché en mi brete de antes en una entrevista que ella dió, que por fin le dieron pelota en el mundo editorial porque el mae la leyó y vio que tenía talento. Demasiado bello que les leyera cuentos ❤️ y que una de esas peques hoy escriba sobre él.