Leé primero:
Después de terminarme “¿Te acordás, hermano?”, decidí que quiero leer todo lo que pueda de Joaquín y de Isaac.
No encuentro los libros por ninguna parte. Pasé toda la mañana buscando en las editoriales estatales y nada. En Amazon hay un par de copias usadas pero, manda huevo, ¿cómo voy a comprar un libro tico a través de casillero?
Dos de los libros que busco los editó Legado, que al parecer, ya no existe. Otro, la Editorial UCR, que al parecer, ya no lo tiene en catálogo.
Recurro a un fanzine que tengo pegado en la oficina. Lo hizo Libros Duluoz hace unos meses, y es un mapa de librerías de San José. Una a una, le escribo a todas las librerías de usados rastreando estos libros.
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Terminé haciendo un tour virtual por librerías de usados. Soy mala para hacerlas en persona. Igual que con la ropa en americanas, sufro de dos males: poca paciencia y rinitis alérgica. Esto pudo ser una linda crónica sobre los libros usados en San José pero achú.
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Parece que la Vero del pasado ya anduvo por aquí porque a todas las librerías que escribo hay un mensaje mío del 2016: “Hola! ¿A qué correo puedo contactarlos?”
Trabajaba en RedCultura, una revista cultural de la época dosmilera en la que creíamos que el periodismo digital nos iba a salvar. Aún me llamaba a mí misma periodista cultural. Alguna crónica estaba escribiendo, pero por supuesto, pedía correo electrónico para contactarles porque periodista sí, pero con miedo a usar el teléfono, también.
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Puse un mensaje en Instagram diciendo que andaba buscando comprar unos libros. Siempre es más fácil así. El muchacho de Libros Leteo me respondió resolviendo todas mis necesidades: la obra completa de Joaquín Gutiérrez, además de varios libros de poesía y ensayística de Isaac Felipe Azofeifa. Que dios bendiga la virtualidad.
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Ya me llegaron los libros.
Una cosa que a uno nunca le explican es que para ser intelectual hay que tragar mucho polvo y comprar mucha Talerdín D.
Este es el momento en el que les hago un ruego: si revisan sus bibliotecas o las de sus familias y encuentran algún ejemplar de Joaquín Gutiérrez o de Isaac Felipe Azofeifa, avísenme. Hablemos.
Seguí leyendo:
Vero, yo tengo de Joaquín (bueno, mi papá). Ya es hora que vengás a mi casa.