Leé primero:
Me invitaron a una reunión en la casa. Solo me dijeron que iba a estar un señor que había vivido ahí. Que tal vez me sirva para lo que estoy escribiendo.
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Mi entrenador personal de ojos bonitos me preguntó hoy que si siempre había querido ser periodista. Es una pregunta complicada, pero en medio de una plancha alta es aún más difícil de contestar. Lo resumí en que sí, que siempre dije que quería ser periodista pero porque no se me ocurrió otra forma de vivir de escribir.
Como si sostener una plancha no fuese suficiente tortura, mi entrenador personal de ojos bonitos me preguntó que si lo había logrado. Lo de ser escritora.
No sé, le dije, aún no sé.
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A Verónica, la nieta de Isaac Felipe, le expliqué que yo no estaba detrás de ninguna historia familiar. Que esto no era una biografía, ni era tampoco un informe de Patrimonio, ni un reportaje de la Revista Dominical. Siento que me estoy cubriendo las espaldas porque eventualmente tendré que enseñarle estos textos donde especulo sobre la casa en la que ella creció. En donde digo que su abuelo es mi mejor amigo. Donde hablo sobre aprender a limpiarme el culo en el kinder.
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Llego tarde a la reunión. No puedo creer que estoy estacionando mi carro en la casa de mis sueños. Siento que nadie me ha dado el tiempo suficiente para absorber lo que está pasando. Hace dos días volví a entrar a este lugar, y ya estoy aquí otra vez para reunirme con un grupo de personas que ni sé quiénes son.
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Desde el día uno le prohibí a mi entrenador personal de ojos bonitos que me pusiera a hacer burpees. Él ha respetado y no ha insistido. Nunca le he confesado que no tiene que ver con cansancio o resistencia. Tiene que ver con humillación. Me veo estúpida haciendo burpees. ¿Para qué me expongo a todo esto?
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Verónica me presenta como escritora. Que estoy escribiendo un libro sobre la casa. Wow dicen todas las personas que no sé quiénes son. Ellos no saben que no sé bien lo que estoy haciendo. ¿Para qué me expongo a todo esto?
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Doña Flor, Esteban, Nick, Alejandra, Eugenia, Juan Carlos, Verónica. Todos tienen alguna relación con la casa. Histórica o imaginada. Todos la habitaron en algún momento de la vida. Ellos o sus parientes. Estamos aquí todos sentados en el gran salón, comiendo quesos y pataconcitos, hablando sobre una casa que a todos nos obsesiona.
Me preguntan que si estoy tomando notas. Aún imaginan que estoy escribiendo la gran novela costarricense en donde los datos importan y los nombres modifican todo. Pero yo estoy muy abrumada. En este momento yo no soy escritora. Soy una niña de 4 años que aprendió a leer en la esquina en donde estamos comiendo patacones. Mi cerebro aún no se ha desarrollado.
Pero sí, algo estoy anotando.
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733 metros cuadrados
Club Hawaii, en la esquina, bailar, moravianos
Ismael Chaves Villalobos, 1920
Lo cuenta el bisnieto
De Bruselas los materiales
construcción de discursos, nos inventamos lo que nunca sabremos
siempre será la casa de Nuria y de Alba
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Apenas salgo de la casa le escribo a Andre. Me había dicho que le contara qué energía se sentía al entrar. Le dije que yo no entendía mucho de esas cosas de las energías y las vibras y que tal vez no soy tan perceptiva pero que se sentía como si todas las personas que hemos habitado esta casa dejamos un pedazo de nosotros aquí y ahora veníamos a buscarlo. Le dije que se sentía como si esta casa nos hubiera estado llamando. Le dije que se sentía como si esta casa nos hubiera estado esperando.
Andre me respondió que no quería asustarme pero que ella se había soñado con esta casa y que en su sueño veía que estaba llena. Que estaba habitada por muchas personas.
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Nos vemos el próximo viernes para comer paella. Eugenia dijo que se siente como que hemos sido amigos de toda la vida.
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Wow no me puedo imaginar que se siente
"se sentía como si todas las personas que hemos habitado esta casa dejamos un pedazo de nosotros aquí y ahora veníamos a buscarlo." <33333